El Boyd Loop como herramienta del presentador, u orden versus caos

Aproveche una fórmula estratégica universal para crear eventos en línea y otros contenidos.

Por muy triste que sea, vale la pena reconocerlo: muchos redactores de presentaciones en línea a menudo producen contenido que parece un desastre caótico. Para lograr esto, dedican más tiempo del necesario para lograr el resultado deseado o sacrifican la calidad para cumplir con los plazos. Esto último, según nuestras observaciones, ocurre con mayor frecuencia. 

¿Cuál es el problema? ¿Por qué un presentador tiene que reescribir con tanta frecuencia el texto, rehacer diapositivas e incluso cambiar el guión? ¿Por qué ocurre con tanta frecuencia que el autor “repasa rápidamente” toda la presentación, modificando cada uno de sus componentes poco a poco, en lugar de proceder metódicamente según un plan? Una razón es que crear casi cualquier contenido en línea que se ajuste a la definición de presentación (o que cumpla su función) es un proceso creativo. Y estamos acostumbrados a tratar la creatividad como un fenómeno que, por definición, no puede ser algorítmico. Esta escuela de pensamiento sostiene que las obras creativas requieren acciones basadas en la inspiración, la intuición, la experiencia y la visión creativa personal. La mayoría estaría de acuerdo en que existe ese estereotipo. 

Decepcionemos a los fanáticos del “enfoque puramente intuitivo”, que, seamos realistas, es a menudo una hermosa manta sobre un lecho de pereza. Planificar y avanzar por las etapas delineadas por el plan no es enemigo de la creatividad, sino su asistente, permitiéndole dirigir la energía creativa por el camino más corto para lograr el resultado deseado. 

La disputa entre los defensores de la planificación y sus oponentes del campo de la “intuición pura” y la “creatividad ilimitada” recuerda al famoso estratega militar John Boyd. El mismo que inventó el “Boyd's Loop”, un concepto que se ha convertido en una especie de varita mágica para todos aquellos que tienen que vivir y trabajar en situaciones de incertidumbre con condiciones que cambian rápidamente. 

El punto de partida de Boyd fue su experiencia como piloto. Voló un avión de combate en la Guerra de Corea y luego trabajó como instructor entrenando a otros pilotos. Entre otras cosas, emprendió una tarea ambiciosa y aparentemente irresoluble: crear una fórmula universal para la victoria en el combate aéreo. Hay que decir que muchos pilotos, incluidos ases experimentados, se mostraron escépticos ante esta empresa. Se creía que el combate aéreo es un proceso demasiado creativo, que depende fundamentalmente de las cualidades, habilidades y experiencia particulares de cada piloto individual. ¿No te suena eso?

Boyd, sin embargo, mantuvo una opinión disidente. Gracias a su arduo trabajo, había desarrollado una fórmula universal para el combate aéreo, demostrando su eficacia una y otra vez. Incluso le valió el apodo de “Forty Second Boyd”, porque no le tomaba más de 42 segundos derrotar a cualquier oponente en un entrenamiento de combate aéreo, partiendo incluso desde la posición más desventajosa. Los escépticos quedaron avergonzados.

El trabajo de Boyd en teoría militar lo llevó finalmente a crear el famoso bucle OODA, que se ha convertido en un concepto de toma de decisiones utilizado en operaciones comerciales y procesos de aprendizaje. Boyd buscó desarrollar un concepto que le permitiera analizar las razones de las victorias y derrotas de una forma simple y accesible y desarrollar la mejor estrategia para el éxito en el campo de batalla. La esencia del concepto desarrollado por Boyd se reduce a un ciclo de cuatro pasos que se repiten en un ciclo (de ahí el bucle):

Observar: recopilar información.

 

Oriente: analizar información y determinar objetivos alcanzables.

Decidir: determine las acciones óptimas y su secuencia en función de los dos pasos anteriores.

Actúe: implementar las decisiones elegidas.

 

Este concepto simple y brillante que fue desarrollado, o más bien desclasificado, en 1995, convirtió a John Boyd en una celebridad mucho más allá de los círculos militares. El bucle OODA demostró ser una herramienta universal adoptada por empresarios, políticos, abogados, atletas y cualquier otra persona que tuviera que tomar decisiones en un entorno competitivo con recursos y tiempo limitados.

Dado que es una herramienta universal, ¿por qué no deberían utilizarla los presentadores? Imaginemos cómo se pueden utilizar los pasos del bucle OODA como modelo universal para crear una presentación en línea:  

Observar: El autor debe recopilar información sobre su público objetivo, competidores, tendencias y necesidades del mercado. Esto requiere realizar un seguimiento de los comentarios, estadísticas y análisis del contenido publicado anteriormente y evaluar su eficacia e impacto.

Oriente: El escritor interpreta y analiza la información recopilada según sus objetivos, estrategia y visión creativa. Deben evaluar su nivel de competencia, fortalezas, debilidades, oportunidades, riesgos y los límites de recursos y tiempo que pueden dedicar a la creación de la presentación.

Decidir: El autor propone y selecciona las ideas, formatos, estilos, tecnologías y canales más adecuados para crear y distribuir su contenido.

Actúe: El escritor pone en práctica sus decisiones creando y publicando su contenido, monitoreando los resultados, obteniendo retroalimentación y ajustando sus acciones de acuerdo con los cambios en la situación.

A nuestro modo de ver, la principal ventaja del Boyd Loop en este contexto es que nos permite agilizar el proceso de creación de una presentación sin restringir ni limitar de ninguna manera el componente creativo del trabajo. Tenga en cuenta que el uso de asistentes inteligentes como Pitch Avatar y servicios especializados para presentadores como Pitch Avatar en cada etapa puede aumentar la efectividad de su presentación. Inténtalo y velo por tu cuenta. 

¡Buena suerte a todos, presentaciones exitosas y altos ingresos!

Ha leído la traducción automática de este artículo. El texto original está disponible en inglés, ucraniano y ruso.